Proyecto Selva Maya involucra el tema de género en sus procesos de forma práctica y efectiva

Tras cuatro años de labor, el Proyecto Protección de Recursos Naturales Selva Maya, logró incorporar una guía con perspectiva de género, con lineamientos claros y acciones concretas en la efectividad del manejo.

Selva Maya, 24 de junio de 2021 (UICN). La Selva Maya, compartida por Belice, Guatemala y México, representa uno de los sistemas ecológicos y culturales de mayor importancia a nivel global, con extensas áreas de bosque tropical, que la convierte en el segundo bloque más grande de las Américas después de la selva amazónica.

Este corredor de áreas naturales protegidas proporciona numerosos servicios ecosistémicos de relevancia nacional y global en procesos de adaptación y mitigación al cambio climático, también es hogar de miles de personas que viven de actividades económicas primarias, con escasez de alternativas productivas. 

Las mujeres, dentro del entorno de la Selva Maya, tienen un rol preponderante, con aproximadamente el 50% de la representación en los pueblos indígenas y, en los sectores más pobres de la región, con significativas brechas en acceso a información, educación y empleo, entre otras. Situación desigual que incide en una ciudadanía equipada deficientemente para participar constructivamente en la toma de decisiones, sobre temas críticos que causan impacto en la biodiversidad.

Con el objetivo de mejorar la efectividad del manejo de las áreas naturales protegidas, a partir de un involucramiento significativo de las personas, comunidades y grupos interesados, el Proyecto Protección de Recursos Naturales Selva Maya trabajó en un instrumento de consulta de adopción de criterios y estándares en los procedimientos de participación ciudadana, alineados con los principales instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

“Se han estado elaborando de manera participativa los planes de manejo de efectividad mediante consultas con grupos locales, grupos de actores que están involucrados de alguna manera con el manejo o que tienen algún interés en el área.

Se realizó una revisión en los tres países para analizar las políticas de cada institución relacionadas con el tema de género, así como en lineamientos, estrategias o directrices que las instituciones tenían sobre la obligación de incorporar el enfoque de género en su quehacer”, aseguró Melinka Nájera, oficial técnica de gestión de proyectos y conocimiento de la UICN ORMACC.

Los tres países trabajaron en la incorporación del indicador de género en congruencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Principalmente para la incorporación de los objetivos 5, “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas”; y el 17, “Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”.

Indicador de género

Partiendo del objetivo del Proyecto Selva Maya, que el 80% de las áreas protegidas atendidas cuenten con planes de manejo actualizados que involucren las comunidades - con enfoque inclusivo de género -, los países involucrados en la implementación del proyecto dirigieran esfuerzos para el análisis de los instrumentos nacionales e internacionales donde se hace mención de esta inclusión, tomando en consideración sus compromisos con el tema en cada uno de ellos.

Las mujeres, dentro del entorno de la Selva Maya, tienen un rol preponderante, con aproximadamente el 50% de la representación en los pueblos indígenas y, en los sectores más pobres de la región Photo: Eric Ecker / UICN

“La idea de esta herramienta es enfocarla de manera sencilla y práctica para que cualquier técnico la pueda desarrollar. Obviamente recomendamos que haya un especialista en género dentro del equipo que vaya a hacer el plan de manejo, pero también damos las herramientas para que cualquiera lo pueda hacer”, manifestó la especialista de la UICN.

México inició la labor de producir los lineamientos de transverzalización de género para los planes de manejo de áreas protegidas. Lo hizo mediante un diagnóstico en el que participaron todos los niveles de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, CONANP. “Saber qué entienden por un enfoque de género, saber qué capacitaciones han recibido, qué necesidades en capacitaciones van a necesitar, y entonces lo ampliaron no solo el enfoque de género, sino también al tema de discriminación, al tema de derechos humanos”, aseguró Melinka.

A partir de la hoja de ruta de México se identificó la necesidad de hacer una capacitación en el tema de lenguaje inclusivo y elaborar instrumentos de planes de manejo más amplios y en diferentes áreas donde la CONANP deberá fortalecer los procesos de participación social con enfoque de género. Posteriormente se trabajó en los instrumentos o metodologías prácticas para que los equipos técnicos las puedan incluir en la elaboración de sus planes de manejo.

En Guatemala trabajaron a nivel regional (Petén) y nacional, en un taller cuyo objetivo era analizar cómo fortalecer la participación social con enfoque de género, de pertinencia cultural y los lineamientos en los términos de referencia que consideraban de relevancia. Para ello se hizo una convocatoria a especialistas en género, pueblos indígenas y a los representantes el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (SIGAP) en donde se encuentran todos los directores regionales de las diferentes áreas o departamentos en los que está dividido la institución.

“Hicimos otro taller donde convocamos primero a mujeres, lideresas y representantes de comunidades que tenían relación con las áreas donde trabajamos, para ver realmente cuál era el involucramiento de estas personas o cuáles eran las brechas que tenían para poder involucrarse en el manejo general del área protegida y entender el área protegida de donde viven ellos y cómo se relacionaban con el área. Así como indagar qué tanto conocían de la elaboración de planes de manejo y cuánto habían estado ellas involucradas en confección de estos planes”, comentó Nájera.

En el caso de Belice, se dirigieron esfuerzos en un análisis participativo a través de entrevistas a diferentes personas representantes de sectores y grupos de interés, para asegurar que los indicadores incluyeran específicamente información sobre los avances relacionados con género.

“La consultora en Belice lo que hizo fue contactar al Ministerio de la Mujer, así como a algunos directores de áreas protegidas, a líderes de comunidades o de procesos que pudiesen dar insumos para ver cómo percibían las personas que participaban realmente en la construcción de los planes de manejo y en especial cuáles eran las brechas con las mujeres. El análisis se hizo más bilateral con pequeños grupos focales, en forma virtual debido a la pandemia”, comentó Nájera.

La dinámica consultiva capturó los resultados y los impactos de las intervenciones en mujeres y hombres, y otros grupos relevantes, que generó un borrador en lineamientos de inclusión de género y pertenencia cultural para el proyecto, junto con un marco para su adopción e implementación, congruente con políticas nacionales e internacionales de valoración de la transversalización de género.

En resumen, la incorporación transversal de género en el Proyecto Selva Maya ha llenado un vacío en la creación de lineamientos para aplicar en forma práctica las políticas inclusión en sus programas y proyectos.

“En esos mismos lineamientos, estas guías te están diciendo que el componente de planificación, el componente de contexto o cualquier otro componente tiene que tener un plan de manejo. Ahí es donde hacemos la nota, las recomendaciones concretas de decir cómo puede incluir la participación social en este proceso y cómo puedes incluirlo con enfoque de género.  O sea, que signifique que tengas que tener una especial atención a incluir a las mujeres y a otros grupos en situación de vulnerabilidad que, en muchos casos, no se tienen en cuenta”, concluyó Nájera.

Se espera que estos lineamientos generales de género, producto del diagnóstico y análisis de decenas de participantes y especialistas, sean incorporados dentro de cada organización involucrada en la gestión de áreas protegidas para su aplicación. Lo que permitiría que las mujeres en la Selva Maya se beneficien por igual en los procesos de toma de decisiones, negociación de prioridades y utilización del poder.

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