En su finca Maura crece los bosques

Maura Lupario, junto con su esposo Milton y su hija Yismai, le han dado una nueva vida a su tierra, una de las nueve fincas integrales ubicadas en la región de Talamanca, entre Costa Rica y Panamá.

Una finca integral es una unidad de producción agropecuaria que produce una alta diversidad de productos agropecuarios y forestales

Talamanca, Costa Rica (UICN). “Antes nuestra finca estaba desordenada, con cultivos revueltos con animales, sin que estuvieran ubicados en lugares específicos”, cuenta Maura Lupario Morales, quien vive junto a su esposo y su hija en la finca Yismai en Yorkín. Tras enterarse del proyecto AVE (Adaptación, Vulnerabilidad y Ecosistemas) y su propuesta para desarrollar fincas integrales en la región de Talamanca, empezó a participar a principios del 2016 en las capacitaciones sobre cómo transformar su finca en una integral.

Una finca integral es una unidad de producción agropecuaria que produce una alta diversidad de productos agropecuarios y forestales; y en la que se optimiza el manejo y la administración de los recursos naturales existentes. Así Maura aprendió a producir abono foliar a partir de microorganismos del bosque, a utilizar la gallinaza y el excremento de ovejas para producir biocompost y lo más importante, como ella misma señala, a reforestar su finca con una variedad de especies forestales propias de la cuenca alta del río Sixaola, sitio donde se ubica su finca.

“De un año a otro no teníamos el cuidado: cortábamos árboles para sembrar una hectárea, y al otro año, cortábamos otra hectárea de bosque para sembrar más”, comenta Maura, quien también forma parte del Consejo de Vecinos de Bribri desde hace casi una década.

Actualmente, en su finca de 9,5 hectáreas, tiene un invernadero para germinar semillas, los cerdos están en sus corrales, los pollos en sus balcones, las ovejas en el encierro y siembra desde banano y cacao hasta hortalizas y granos básicos para autoconsumo. Al igual que la familia de Maura, otras ocho familias están aplicando prácticas sostenibles sobre Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) que contribuirán con la recuperación, protección y restauración de los ecosistemas de esta región.

También Maura participa en la Feria de la Agrobiodiversidad, la cual se realiza cada año en diciembre y reúne a productores de toda la región de Talamanca, a donde lleva y comparte granos básicos, semilla criolla y productos de valor agregado como jalea, chocolate, aceite de cacao, atol de maíz y budín de banano.

“Siento que estamos mejor organizados. Las personas de la comunidad de Yorkín cada vez dan más importancia al trabajo del Consejo y su papel para evitar la tala de árboles indiscriminadamente. Ahí llevamos el control de cuántos árboles se cortan, quiénes lo hacen, para qué, etc.  También apoyamos las jornadas de reforestación de la cuenca del Yorkín”, destacó Maura. La reforestación en las riveras es clave para protegerla de los efectos de erosión del río durante las tormentas y crecidas, que se intensifican con el cambio climático.

Otro aspecto que resalta Maura es que la experiencia en las fincas integrales también le ha servido a la comunidad para unirse y trabajar juntos. Las cinco familias de Yorkín, Shuabb y de El Guabo en Panamá, que forman parte de la iniciativa de fincas integrales, se organizaron y, una vez a la semana, todos van a trabajar a una de las fincas. Durante ese día, y aprovechando que son más personas, realizan el trabajo más duro. “Usted me ayuda esta vez, y luego nosotros vamos a su finca, así todos podemos avanzar”, enfatiza Maura, quien también hace parte del trabajo a su hija Yismai, quien está a cargo de cuidar a las crías de pollo y cerdo.

 

La UICN, a través del proyecto AVE (Adaptación, Vulnerabilidad y Ecosistemas), trabaja en seis sitios de la región de Mesoamérica capacitando a las comunidades y gobiernos locales en medidas de Adaptación basadas en Ecosistemas (AbE). Uno de estos lugares es la microcuenca de Yorkín, parte de la cuenca del río Sixaola, en la región de Talamanca, Costa Rica.

Las actividades se financian a través de la Iniciativa Internacional del Clima, del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania.

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