Guatemala avanza en la inclusión de género en áreas protegidas de la Selva Maya

Se concluye la guía para la integración del enfoque de género que aporta a la planificación, implementación y evaluación del manejo de áreas protegidas de la Selva Maya en Guatemala.

Guatemala, 29 de junio de 2021 (UICN). El Proyecto Protección de Recursos Naturales Selva Maya, avanzó en el desarrollo y consenso de una guía con herramientas para dar voz y decisión a sus poblaciones en la participación, planificación y manejo de las áreas protegidas. Iniciativa que derivó en un documento que toma en consideración los derechos de pueblos indígenas, comunidades locales y mujeres, al acceso, manejo y disfrute de los beneficios derivados de las áreas naturales que habitan y conservan.

La guía es un documento orientador que contribuya a mejorar la forma en que la participación social es gestionada en las áreas protegidas. Para que, en el mediano plazo, los planes de manejo sean un instrumento en donde mujeres, jóvenes y hombres vean equitativamente reflejados sus intereses y necesidades. Todo esto con compromisos mutuos de manejo responsables y sostenibles.

La guía incorpora acciones de género sensibles y género transformadoras como resultado de sesiones de planificación realizadas a través de varios talleres y múltiples entrevistas. La construcción de la guía inició con consideraciones de manejo, herramientas para la implementación de la fase operativa y el proceso de zonificación que incorporaría los resultados del análisis de género, a efectos de superar las brechas identificadas.

Marina Leticia López, directora de la Unidad de Género del Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala (CONAP), señala que “fue un proceso interesante, que se vio como la oportunidad para seguir con la ruta de institucionalización de pasos estratégicos de equidad de género. Primero con la revisión de los documentos de perspectiva de género, realizando consultas y, luego, aplicando el enfoque que se traduce en metodologías para la elaboración de guías específicas que fortalezcan las capacidades en todos los procesos”.

Sobre este mismo tema, Deyssi Rodríguez Martínez, asesora profesional especializada en conservación de la Dirección de Desarrollo del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (SIGAP) del CONAP y punto focal para el programa El Hombre y la Biosfera de Guatemala, afirmó que este análisis permitirá comprender cómo participan las mujeres y personas jóvenes en la toma de decisiones de los recursos naturales de su localidad. Es una forma para empezar a tener más comprensión de la manera en que se dan estos procesos con una perspectiva de equidad de género, partiendo inclusive desde los mismos criterios que brindan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Nos facilitó y cerró esa brecha, aunque haya todavía muchos retos y mucho que fortalecer. Dimos un primer paso, una base significativa en cambiar nuestro lenguaje, en empezar a ver que la participación va más allá de que tengamos representantes comunitarios y no ver cómo están participando siempre con el respeto a la dinámica muy local”.

Entre las actividades que recomienda la guía se encuentran: realizar estudios e investigación científica, manejo de poblaciones naturales, protección y vigilancia, participación de mujeres en la prevención y reducción de incendios, capacitación en educación ambiental. Pero además incluye la realización de reuniones, talleres y campañas para reflexionar y dar a conocer temas como la violencia intrafamiliar, la salud sexual y reproductiva, los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas, las formas de crianza y educación de las niñas y los niños, la distribución equitativa del trabajo doméstico, entre otros.

Impacto de la guía

La guía propone lineamientos para mejorar las condiciones actuales del área protegida, considerando el vínculo entre la conservación y el desarrollo equitativo de mujeres y hombres de las distintas comunidades locales, étnicas y lingüísticas. Por lo que propone un mejoramiento en la participación y una distribución más equitativa para que algunos sectores con falta de acceso a recursos puedan obtenerlos más fácilmente.

“Estos lineamientos han sido un despertar y un cerrar de brechas, a pesar de que hemos venido hablando desde el año 1989 en nuestra Ley de Áreas Protegidas y en nuestro lineamiento de instrumentos de gestión del SIGAP de una participación social equitativa, pero esto estaba muy general.  Nos conformábamos con que tuviéramos una participación local independientemente de ver cuáles eran sus proporciones y más que sus proporciones entre hombres y mujeres, el nivel de participación de estos grupos, principalmente de mujeres. Es dentro del país que también se ha dado un gran desarrollo de la temática. Empezamos a hacer como “clic”, a cerrar ciertas brechas y a tener ejemplos de cómo garantizar una participación equitativa, no solo a nivel de localidad, sino también en género y en el nivel de participación de las mismas”, dijo Rodríguez Martínez.

La adecuada implementación de la guía, permitirá contar con acciones de gran impacto como la utilización del lenguaje inclusivo, un proceso permanente de información con pertinencia cultural y la integración del empoderamiento social y económico de las mujeres y otros grupos rezagados en el acceso y control de los recursos naturales.

Para Marina Leticia López el impacto de la guía se traduce “en que estaríamos logrando que se pueda trabajar el enfoque de derechos. Porque al final, como todo lo que se promueve, esas acciones buscan el bienestar de la humanidad, de las personas que somos, como hombres y mujeres, en estas distintas cosmovisiones. Para mí el impacto sería cumplir un trabajo en el marco de derechos, cumplir, reforzar, revitalizar o potenciar un enfoque comunitario en donde nos sintamos parte de esas gestiones de la diversidad biológica. Uno en donde tengamos la oportunidad de un reencuentro con los recursos naturales”.

La guía además impulsa que las opiniones, necesidades y aportes de los hombres, las mujeres y los demás grupos, sean escuchadas y tomadas en cuenta, en las diferentes etapas de construcción del plan y especialmente en las decisiones que les afecten sobre el acceso, uso y explotación de los recursos de los que dependen.

En opinión de López, si se continuaba con el trabajo de manejo efectivo, sin el enfoque comunitario, estarían divorciados y tratando los recursos de la naturaleza y la diversidad biológica como un aprovechamiento predominantemente económico. “Hemos tratado de entrar en el análisis de que trabajamos por y para con la gente, que no veamos más los modelos de conservación como una prohibición y sientan, al declarar un área protegida, que se acabó la oportunidad de aprovechamiento de los recursos. Porque al final ¿para qué protegemos, si no es para la misma sociedad? Pero si buscamos una participación plena e inclusiva, en donde hombres y mujeres estemos inmersos en esas actividades de gestión del cuidado de protección de aprovechamiento sostenible, estaríamos garantizando estos recursos para las presentes y futuras generaciones”.

Ambas profesionales coinciden en que lograr la equidad de género con perspectiva cultural requiere de tiempo y dirigir esfuerzos a implementar acciones concretas y sostenidas en el tiempo. Ya que esto implica cambiar las actitudes y comportamientos de las personas. De ahí que la guía haya incluido, de manera indicativa, algunos criterios a valorar entre las que se encuentran: beneficio equitativo, factibilidad técnica y social, priorización de los recursos locales, sostenibilidad, participación y valoración de los saberes y conocimientos locales.

“Aún nos falta muchísimo, hay muchas cosas que fortalecer, pero creo que principalmente trabajar en la guía nos dio la oportunidad de analizar cómo, con quién y de qué forma lo estábamos haciendo. Y ese fue el gran salto de tener la estrategia como resultado, porque empezamos a tener esa orientación de hablar de forma adecuada en el lenguaje del tema de equidad de género y pertenencia cultural siendo un país mega diverso, no sólo por la diversidad biológica natural, sino también por la diversidad biológica cultural”, concluyó el punto focal del programa El Hombre y la Biosfera de Guatemala, la asesora Rodríguez Martínez.

¡Trabajo conjunto, Esfuerzos globales!

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